Esta técnica de retroalimentación puede hacer que la crítica sea más fácil de dar — y también de recibir Los grandes líderes saben que la retroalimentación no se trata solo de lo que se dice, sino de cómo se dice. El enfoque correcto mantiene motivados a los equipos y la calidad del servicio en su punto más alto. Usar el "sándwich del elogio" de manera estratégica ayuda a construir confianza, claridad y una mejora continua.
Por Milos Eric
Key Takeaways
- Cuando se utiliza de forma efectiva, el "sándwich del elogio" facilita tanto dar como recibir retroalimentación constructiva, lo que impulsa el crecimiento del equipo y mejora la comunicación.
- Comenzar con comentarios específicos y de agradecimiento, seguido de sugerencias claras y prácticas de mejora, es clave para ofrecer retroalimentación equilibrada y útil.
- El éxito del "sándwich del elogio" depende de que sea genuino y bien equilibrado, con el objetivo de fomentar una cultura de colaboración y desarrollo profesional.
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Dar una buena retroalimentación va más allá de simplemente expresar lo que piensas. Es una habilidad que combina empatía, equidad y orientación. De hecho, la forma en que das retroalimentación importa tanto como el contenido de ella. En OysterLink, vemos de primera mano cómo los profesionales —especialmente en entornos acelerados como la industria restaurantera— prosperan cuando la comunicación es clara, constructiva y justa.
Una técnica común es el "sándwich del elogio", que mezcla comentarios positivos con observaciones críticas. Aunque algunos lo consideran ineficaz o incluso manipulador, cuando se utiliza correctamente, puede facilitar tanto el dar retroalimentación constructiva como el recibirla. ¿Cómo pueden los líderes aprovechar al máximo esta técnica? Vamos a desglosarla.
1. Comienza con un reconocimiento específico
Evita los elogios genéricos al iniciar la conversación. Intenta comenzar con algo concreto relacionado con el desempeño de la persona. Esto demuestra que prestas atención y valoras sus contribuciones.
Este enfoque no solo beneficia al empleado. Practicar la honestidad en lugar de halagos vacíos te obliga a reflexionar sobre las fortalezas de los demás, incluso cuando cometan errores. Así, generas confianza y credibilidad al mostrar que estás atento y eres sincero.
Mostrar aprecio genuino también funciona como una especie de "autoevaluación" para los líderes. Te permite abordar la situación con más cautela, sobre todo cuando hay emociones involucradas. Esta "pausa" ayuda a evitar críticas impulsivas que podrían derivar en conflictos y fomenta una evaluación más reflexiva.
Si no puedes pensar en nada positivo, haz una pausa e intenta de nuevo. Tener una mentalidad excesivamente crítica puede terminar perjudicándote más de lo que imaginas.
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2. Habla sobre las áreas de mejora y cómo actuar
Un error común sobre el "sándwich del elogio" es pensar que la parte central permite a los líderes criticar con dureza simplemente porque ya ofrecieron un cumplido. Recuerda: como líderes, no criticamos — sugerimos mejoras.
La parte del medio no se trata de ti. En lugar de señalar lo que no te gusta, ofrece acciones claras y específicas para mejorar. Después, explica los beneficios que ese cambio traerá. Presentar esta parte de manera adecuada puede tener un impacto muy positivo en la forma en que tus colaboradores reaccionan. Les brinda una ruta clara en lugar de dejarlos confundidos o desmotivados por una retroalimentación negativa.
Cuando las personas notan que estás dispuesto a ayudarlas, se sienten más motivadas a hacer el trabajo necesario y disfrutar de los beneficios que conlleva.
3. Cierra reforzando el impulso
Al finalizar la retroalimentación, no te limites a añadir otro cumplido. Conecta el cierre con el punto anterior, mostrando cómo resolver el problema puede potenciar sus fortalezas y desarrollar aún más su potencial.
Este paso refuerza tu confianza en la capacidad de la persona para mejorar, manteniendo el enfoque en lo que aún puede —y necesita— trabajar. También genera un sentido de trabajo en equipo: los ayudas a ver que sus propias habilidades y fortalezas son las herramientas clave para superar el desafío.
En lugar de un elogio vacío, esta última "rebanada" cierra el ciclo de retroalimentación y pone en primer plano tanto tu profesionalismo como el desarrollo de quien recibe el mensaje.
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4. Mantén el equilibrio
El "sándwich del elogio" suele recibir críticas porque muchas veces se utiliza mal. A muchos líderes les cuesta equilibrar lo positivo con lo negativo y terminan sobrecargando la retroalimentación. Como resultado, el mensaje principal se pierde en el camino.
Para que tu opinión realmente se entienda, asegúrate de que tus elogios y sugerencias estén bien balanceados. No exageres en ninguno de los dos extremos, pues podrías sonar poco sincero o generar confusión. Apunta a un flujo natural: elogia lo suficiente como para generar reconocimiento y confianza antes de la crítica, pero sin que lo positivo opaque el punto principal.
Una y otra vez, las investigaciones han demostrado que las personas están más abiertas a la crítica constructiva cuando no se sienten atacadas ni juzgadas. Aún más si perciben que hablas con honestidad. Por eso, mantén la retroalimentación clara, precisa y enfocada en ayudarles a crecer.
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No se trata de ti
El "sándwich del elogio" solo funciona cuando aceptas que el mundo no gira en torno a ti. Cuando la retroalimentación se basa en tus preferencias personales y no considera el bienestar del equipo, pierde fuerza. Y, lo más importante, tú pierdes respeto e influencia. Una retroalimentación efectiva debe centrarse en el crecimiento y bienestar de tus colaboradores, no solo en tus propias expectativas.
Puedes empezar a practicar esto evitando frases como "me gusta" o "no me gusta" al dar retroalimentación. Esto ayuda a eliminar el juicio subjetivo. Las personas tienden a resistirse ante líderes que solo piensan en sí mismos. Cuanto antes dejes atrás ese lenguaje, mejor.
En su lugar, enfócate en cómo la persona puede mejorar y acompáñala en el camino hacia el éxito. El centro debe estar en ellos, no en ti. La retroalimentación constructiva no es algo personal: está diseñada para el beneficio de todos.
La forma en que das retroalimentación moldea la cultura de tu empresa y cómo tus colaboradores perciben tu liderazgo. El "sándwich del elogio" no se trata de "endulzar" las críticas, sino de fomentar una colaboración que permita aprender y avanzar sin miedo. Dominar esta técnica convierte una tarea difícil en una herramienta estratégica para el desarrollo de tu equipo — y fortalece las relaciones en el camino.